El Síndrome Alcohólico Fetal afecta a 1.200 niños en Andalucía, cuyas madres gestantes bebieron en exceso durante el embarazo.
Síndrome Alcohólico Fetal (SAF). A pesar de ser un trastorno sin cura estas siglas las conocen más en los departamentos de Justicia que en los de Sanidad. Las consecuencias de los niños que lo padecen por ingesta excesiva de alcohol de sus madres durante el embarazo son tan graves que muchos acabarán en la cárcel. Así de claro y así de duro si no se les presta la atención debida. No son conscientes de sus actos, un día desaparecen de sus casas y no saben qué ha sucedido. Hoy se celebra su día internacional. La fecha no es arbitraria, el nueve del nueve representa el número de meses que dura el embarazo. Su objetivo es dar a conocer las consecuencias del consumo de alcohol en este tiempo.
Dolores Sánchez es la representante en Andalucía de la asociación de familias afectadas por el SAF, Afasaf. «En nuestra región hay unos 1.200 niños adoptados en los antiguos países del Este comunistas —Rusia, sus ex repúblicas soviéticas y las naciones de su órbita—, que padecen SAF. Se les conoce como las naciones del cinturón del vodka. Cuando adoptamos no éramos conscientes a lo que nos enfrentábamos», se lamenta esta madre que se desvive por dejarle a su hija un futuro lo más digno posible y cierta autonomía.
No hay especialistas
A pesar de que los comportamientos durante la infancia son muy definidos como aleteo, balanceos, gritos, movimientos repetitivos improductivos como oler ciertas cosas, arrancarse el de pelo sin finalidad aparente, uno de los principales problemas a los que se enfrentan los padres es el diagnóstico. «No hay especialistas, existe un desconocimiento casi absoluto de este problema, cuando llevamos a nuestros hijos para que reciban una educación especial, pocos profesores saben de lo que estamos hablando», se queja Sánchez. Los niños con SAF, con su sistema nervioso y neurológico afectado durante su gestación, tienen serias dificultades de aprendizaje, que incluyen disminución de memoria, incapacidad para entender conceptos como tiempo y dinero, mala comprensión del lenguaje, o poca capacidad para resolver problemas. Presentan una discapacidad intelectual de grado variable dependiendo de su afectación, según informan desde la propia asociación con representación en toda España.
Dolores Sánchez afirma que estas adopciones producen en las familias situaciones de lo más complejas. «Parejas muy sólidas acaban rotas, son incapaces de asumir la dureza de la realidad, lo que más quieres, a tu hijo, necesita de unos cuidados y atenciones que muchos no se lo pueden permitir o que no saben como acabarán, por eso pedimos más comprensión por parte de las administraciones. Hay un sentimiento de culpa, muchos padres presionados por las circunstancias creen que no lo están haciendo bien, ocultan el problema y terminan tirando la toalla», explica. Sánchez se queja de que después de cuatro años de conversaciones con Sanidad para agilizar los trámites de diagnóstico y poder empezar a poner los cimientos los avances son muy pocos por no decir nulos.
Entidades colaboradoras
La representante de Asaf en nuestra región tuvo que gastar para tener lo más preciado por una madre unos 30.000 euros en 2008. Por eso, cuando se le pregunta por cómo se encuentra el SAF en estos momentos, relata que las adopciones de países delEste han disminuido considerablemente, no sólo por la crisis económica, sino por salir a la luz pública estos problemas. Sánchez no se calla y denuncia que las ECAI, entidades colaboradoras en la adopción internacional, sin ánimo de lucro y acreditadas por la Administración, tienen su parte de responsabilidad: «No es normal que no fueran conscientes de que más de la mitad de los niños que venían aquí tuvieran SAF».
Sánchez tiene prevista una intervención próxima en el Parlamento andaluz, «queremos dar visibilidad a este duro trastorno, no vemos campañas suficientes institucionales sobre consumo cero de alcohol durante el embarazo, los niños con SAF de madres biológicas españolas también existen y están aquí», afirma. Una de sus mayores reivindicaciones son las casas tuteladas para cuando ellos no estén, porque saben lo vulnerables que son y el amor infinito que les profesan.
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